Alberto Gutiérrez: “La ley debería de proteger más a la víctima en casos de discriminación por homofobia en el trabajo”


El afectado por discriminación homófoba en el trabajo considera que la persona que acosa debería ser despedida 
REPORTAJE
“Me incorporé a un puesto de trabajo en un supermercado Carrefour en Tarragona a principios del año pasado y no tuve ningún problema hasta que me renovaron el contrato en septiembre. A partir de aquel momento Corine Potier, la encargada de sección de frescos, Corine Potier, que era mi jefa, comenzó a hacerme la vida imposible y a humillarme por el simple hecho de ser gay”, así empezaron los dos meses de discriminación y acoso constante de carácter homófobo que tuvo que sufrir Alberto Gutierrez entre septiembre y octubre de 2006.
Este tarraconense, acabó siendo despedido y, sin dudarlo, recurrió a lo que tenia más a mano para defenderse, el sindicato UGT y Zero, que le aconsejaron que consultara su caso con un abogado. Gutiérrez ha llevado a los tribunales su situación que ya ha resuelto, en marzo de este año, darle la razón y rechazar el recurso presentado por la empresa: Corin Potier ha quedado condenada por delito de homofobia y le habrá de pagar una indemnización de 1.300 euros.


Pese a la victoria, la situación tiene un sabor agridulce para Alberto. Si bien ha ganado, la indemnización no es muy alta, “los honorarios del abogado son casi 700 euros”, pero, sobretodo, porque considera que los gays y lesbianas no estamos suficientemente protegidos. “El juez sentenció que debían readmitirme por considerar el despido nulo, pero yo lo rechacé porque sabía que me harían la vida imposible”, indica. Considera que la ley debería proteger más a la víctima y despedir a la persona que ha ejercido esta discriminación en vez de ser él quien tenga que abandonar su puesto.
Con todo, muestra su satisfacción porque la condena supone un severo aviso para que en un futuro su antigua jefa se abstenga de comportamientos discriminatorios. “Tampoco hay mecanismos internos de empresa para defenderte de este tipo de actuaciones” lo que se agrava más si, como en este caso, tampoco había representación sindical que pudiera apoyarle.
Secuelas piscológicas
Alberto Gutiérrez ha sentido tanto el apoyo sindical, UGT le ayudó a presentar la denuncia, y de sus compañeros que le han animado en todo momento. Pero pese a ello, los constantes ataques de su ex jefa han llevado a que actualmente no esté trabajando, porque “este tipo de actuaciones te desaniman y vas a las entrevistas de trabajo con miedo de que se repita la situación, con miedo de decir que eres gay”, afirma el tarraconense. En estos momentos, y desde octubre del año pasado, está acudiendo a un psicólogo en la Seguridad Social para intentar superar emocionalmente el acoso que sufrió.
“Era un ataque constante, diariamente me insultaba y me vejaba, delante de compañeros o de clientes que muchas veces le contestaban. Podía decirles desde que no se acercaran a mi porque contagiaba, porque olía a mierda, me llamaba maricón constantemente o me desorganizaba premeditadamente el trabajo que ya había hecho para acusarme de que no hacía nada”, indica. Con todo, anima a que “a todos a los que nos pasan cosas así denunciemos, porque si fuera así se podrían cambiar las cosas”, y añade que ha merecido la pena denunciar como reconocimiento de una situación injusta.

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